sostenibilidad empresarial

El 21% del IBEX 35 ya tiene una comisión para supervisar la sostenibilidad

El Clúster de Transparencia, Buen Gobierno e Integridad coordinado por Forética ha elaborado un informe que evalúa el interés de los inversores por el activismo con criterios ESG (ambiental, social y de buen gobierno).

El informe “Más Activos, Más Sostenibles. Entrando en la era del activismo ESG”, elaborado por el Clúster de Transparencia, Buen Gobierno e Integridad coordinado por Forética, concluye que el creciente interés de los inversores por el activismo con criterios ESG (ambiental, social y de buen gobierno) es consecuencia de la conexión de dos grandes tendencias en el mercado de gestión de activos: el activismo accionarial y la inversión sostenible. El Clúster de Transparencia, Buen Gobierno e Integridad (TGI) de Forética está compuesto por más de 50 grandes empresas (entre ellas el Grupo Santander, CaixaBank, El Corte Inglés, Endesa, OHL, Reale Seguros y Sacyr, miembros del Foro de Empresas por Madrid). Es una plataforma que se propone servir de punto de encuentro empresarial en liderazgo, conocimiento, intercambio y diálogo en los ámbitos de transparencia, buen gobierno e integridad. 

Este último informe del Clúster llama la atención sobre el hecho de que el volumen de activos gestionados con estrategias activistas se ha multiplicado veintinueve veces entre 2004 y 2018. Un dato que seguramente esté relacionado con el hecho de que un 21% de las empresas del IBEX 35 hayan creado una comisión específica para la supervisión de los aspectos ESG. Del resto de empresas del IBEX 35 analizadas un 50% asigna las competencias bien a la comisión de nombramientos y retribuciones (en un 26% de los casos) o bien a la comisión de auditoría (18%) mientras que el otro 6% se asigna a alguna de las dos anteriores, añadiéndole el título explícito de sostenibilidad a la denominación de la propia comisión.

Así lo revela este estudio, que ha analizado la estructura de los consejos de administración del IBEX 35 para observar la evolución de los mimos y valorar el grado de preparación ante esta nueva era de activismo ambiental, social y de buen gobierno. Este creciente interés de los inversores por el activismo con criterios ESG se ve favorecido por una mayor regulación, el auge de la inversión pasiva y la existencia de un inversor cada vez más consciente de estos aspectos (un 12% de los consejeros cuenta con competencias en sostenibilidad, bien sea por formación o por experiencia profesional), aunque todavía hay recorrido de mejora a la hora de incorporar competencias y contenidos de este tipo en la actividad ordinaria de los consejos de administración, según el informe de Forética.

El informe también destaca los impactos positivos de los procesos de activismo ESG en la evolución bursátil de las compañías y destaca que fortalecen su base accionarial y facilitan la mejora en el desempeño extra financiero. De hecho, resalta que las campañas de activismo han contribuido a mejorar el desempeño social y ambiental de las compañías objetivo del estudio, al tiempo que han mejorado las rentabilidades financieras en un 7,1%. Más concretamente, las tesis basadas en cambio climático y gobierno corporativo generaron un retorno incremental del 10,3% y 8,6% respectivamente.

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